Y me encuentro entre nubes, caminando entre ellas, sintiendo su textura que se desvanecen entre mis dedos, me siento atrapada, sin salida a pesar de la libertad que hay, a mi alrededor no veo nada que me detenga solo veo el infinito y la pequeña estrella del final que irradia con toda su fuerza. Y el miedo se presenta, se convierte en espectador y acosador esta por todos lados, se duplica, se siente su aliento sobre mi oreja, lo siento y le temo a la soledad y aun más temo el perderla.Brinco sin tener paracaídas, brinco viendo hacia el cielo esperando que la estrella del final deje de brillar y no lo hace, mis brazos se extienden no para evitar la caída si no para sentir el aire entre cada parte de ellas y veo que las estrellas se quedan ahí, brillando, sin miedo. El miedo ya no está más.
Abro mis ojos y de inmediato ciento el pasto mojado llenándome de agua como si fuera la raíz de un árbol, uno de mis brazos está arriba de mi cabeza.
-Fue una caída fuerte-
Escuche esa voz y sin mover mi cuerpo, regrese a ver y no vi nada solo unas paredes, grandes, blancas y un poco alejadas de mi.
-Pensé que nunca ibas a despertar-
Otra vez la vocecita pero ahora si me levante sintiendo todo mi cuerpo, sin dolor y entonces un silencio paciente se asomo.
Vi colores en unos vasos esperando a ser ocupados, pinturas de formas raras en la parte más baja de las paredes. No sentí nada, ni la necesidad de dibujar, escribir o solo dejar un rastro de mí, nada más que la necesidad de llorar y ver que no hay lágrimas deslizándose sobre mis mejillas y en mi corazón solo se hundía en las tinieblas de la soledad. Nada que quitara el sentimiento de tristeza y entonces risas, risas y más risas llenas de nostalgia que te hacen parecer demente. Encerrada, sin salida y sin motivo de querer salir. Solo risas...
